NOS HEMOS DESCONECTADO DEL PARTO

No interesa, la maternidad y la crianza han pasado a un último plano. 

La sociedad capitalista no contempla la maternidad, tener hijos no produce y las bajas por maternidad son vistas como pérdidas económicas por parte de la empresa.

Vas a parir sin haber presenciado antes ningún parto, la sociedad transmite que el parto es sufrimiento y que “cuanto más corto, mejor”. Además puede que tu entorno no esté viviendo tu mismo momento vital, por lo que, te encuentras sola, sin una tribu de madres con las que compartir la experiencia, los miedos y las inquietudes. La sociedad esconde a las madres, como en las salas de lactancia de los centros comerciales.

Nuestras abuelas parían en casa

Antiguamente, el parto tenía lugar en casa, atendido por antiguas parteras y matronas, rodeado de mujeres, hermanas, madres, amigas… mujeres trabajando por y para mujeres. Nuestras abuelas o madres, pariendo en el entorno en el que ellas eran las dueñas, en el que el flujo de hormonas era libre de correr por nuestras venas. 

No existía nadie diciéndonos cómo colocarnos, ni inducciones sin indicación médica, ni cesáreas inne-cesáreas, ni partos rodeadas de infinidad de profesionales sanitarios, ni habitaciones frías, ni ambientes desconocidos. Simplemente mujeres haciendo lo que sabían hacer, siguiendo sus instintos y sus reflejos innatos. Pariendo naturalmente, dejando hacer al cuerpo lo que va dentro de su ADN, dar a luz a nuestros hijos. 

Traslado del parto al hospital 

En los años 60,, la atención al parto se trasladó del domicilio al hospital, con la consiguiente pérdida de control por parte de las mujeres, pasando a ser el centro de atención el médico. Las matronas perdieron su capacidad de atender el parto, de cuidar a las mujeres que habían estado cuidado durante décadas.

La postura de litotomía, inventada para comodidad del profesional sanitario, dejando a un lado la capacidad de decisión de las mujeres. No podría ser posible que la mujer fuera el centro de atención en un mundo machista dominado por el sexo masculino. Mujeres queriendo moverse durante el parto, obligadas a estar en una cama y parir con las piernas hacía arriba, sin sentir, sin vivirlo, sin participar. La analgesia epidural inundó los paritarios, se medicalizó el proceso y pasó a ser entendido y tratado como una enfermedad.

Sabes parir

Nuestro útero crea un entorno perfecto para acoger al óvulo y al espermatozoide y alojar la vida. Nuestra pelvis, con una estructura y forma perfectamente diseñada para permitir la salida del bebé a través del canal del parto. Nuestro sistema hormonal, la fuente de energía que conforma la base que desarrolla todo el proceso. 

Seguimos teniendo en nuestro ADN el poder de parir, ahora solo falta volver a creérnoslo.

“¿Te funciona el cerebro, los pulmones o los riñones? También te va a funcionar el útero”.

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